Nuevos tiempos.. nuevas
ideas..
DISCURSO DE
BIENVENIDA
Si este
discurso tuviese título, que no lo tiene, hubiera sido “Estoy más que harto”.
Si este discurso lo hubiese escrito un guionista de Disney, que no lo ha hecho,
el título sería “Harto hasta el infinito y más allá..”.
Si este
discurso fuese un ensayo sobre la paciencia del ser humano, que sí que lo parece,
tendría como frase final “cambiemos el sistema, cualquier cambio posible será
siempre para mejorar”.
Aquí me
tenéis. Soy básicamente un ciudadano normal. Con sus defectos inconfesables,
sus deudas, sus deberes pendientes, su futuro incierto, su trabajo inestable,
sus aficiones deportivas y sus problemas familiares de fin de mes.
No soy un
político, pero aquí estoy jugando a querer serlo. Obligado a presentar algo así
como una candidatura alternativa a tanta podredumbre ética e intelectual.
Jugando a ser un político y queriendo que juguéis también conmigo a ser
políticos.
Reconozco
que se me agotó la paciencia. Y no puedo resistir de brazos cruzados. Nací con
la capacidad de absorber ideas, de reflexionar y de reflejar por escrito
algunos de mis sentimientos y muchas de mis sensaciones. Y ya que la escritura
es mi único armamento, la pongo a mi disposición, que es a la vez ponerla a vuestra
disposición.
No sabemos
a veces muy bien por qué, pero estamos asqueados de nuestros dirigentes. Sí sabemos
muchas otras veces por qué, pero no podemos evitar el asco que nos producen
nuestros dirigentes. Detengamos esto, se puede?. La paciencia se agota.., o
siempre nos queda algo?. Vamos, vamos, intentemos ser políticos. Todos.
Vale que la
política no es un juego. Vale que el político se debe haber forjado tras años
de integración “en” y “con” los problemas sociales. Pero admitiendo esa
premisa, si el resultado es así de “insostenible” habrá que reinventar la
política y a los políticos. Así que quizá esta ineficaz política sea más
eficiente si nos la tomamos como un juego. Peor seguro que no es el resultado.
Vale ya
también de comportarnos como votantes estúpidos. Dejemos de ser individuos aborregados,
tenemos todos nosotros gran parte de la culpa. Podríamos cambiar esta sociedad errada
en la que las personas se han acostumbrado a votar por sus “colores” y no como
castigo o premio a una buena gestión gubernamental.
Yo no tengo
ningún color más que el de la patria donde nací. Y sólo si me apetece vestiré
esa camiseta. Pero jamás tendré color político. Defenderé con intensidad el
color de mis ideas, pero siempre aceptaré el color de las ideas mayoritarias.
Así que
aunque este canto de cisne sea como la explosión de una burbuja de metano en
una ciénaga infestada, no puedo quedarme callado y, en consecuencia,
arrepentirme en el futuro de no haber intentado lanzar al ciberespacio un
mensaje de rebeldía, de revolución “robinjudiana”, de desafío a ese Goliat inexpugnable
que es nuestra actual clase política.
Qué
propongo?. Que dejemos de ser pacientes. Que nos unamos aprovechando el único
canal de asociación y reflexión abierto que es Internet. Y que intentemos
fabricar un modelo político mejor, no entre todos nosotros, pero sí entre
muchos de nosotros.
Lo que aquí
os propongo es fabricar un partido político moderno. Con cuatro pilares
fuertes, la comunicación por Internet, listas abiertas, voto on line, y constante
renovación y reincorporación ideológica.
La
comunicación por Internet permitirá que las personas aporten de manera
inmediata sus planteamientos, originando un foro de debate contínuo.
Las listas
abiertas, o “ciberlistas” abiertas traerán a la cima política a los verdaderos representantes
del pueblo, elegidos gracias a la efectividad del contenido de sus mensajes,
discursos, capacidad de convicción, dedicación, inteligencia o cualquier virtud
que el resto de las personas consideren interesante. No creo necesario
extenderme en algo que ya funciona en las democracias más avanzadas.
Y el voto
“on line” será una revolución cuando llegue a ser real. Un político deberá
votar en el parlamento de acuerdo a lo que sus electores le impongan el mismo
día, o el día anterior a la votación
mediante la expresión “on line” de la voluntad real e inmediata de dichos
electores.
La “renovación
ideológica” es otra revolución. Se acabó el concepto de “partido de derechas”,
o “de izquierdas”, o “radical”. A este partido moderno que pretendo imaginar
con todos vosotros podría unirse cualquier individuo a nivel particular, o
asociación a nivel general. Incluso individuos y asociaciones con inquietudes
contrapuestas en conceptos concretos. Al final, una mayoría democrática “on
line” decidirá la posición de los representantes electos en cada situación
parlamentaria concreta.
Parece
difícil desprenderse de ese concepto cerrado de ideología política definida,
verdad?. Pues no es difícil, si cambiamos el concepto de “necesaria ideología”
por “necesaria mayoría democrática”.
Yo quiero
pertenecer a un grupo en el que salga ganando no mi idea, sino la idea más
convincente de las propuestas en ese grupo. Seguro que la evolución de ese
grupo es más sana y menos corrupta Y es que incluso en el caso de que el
resultado de una idea votada en mayoría fuese claramente erróneo, inadecuado o
simplemente “no convincente”, se podría votar en sentido contrario tan pronto
como se viesen los malos resultados.
Yo quiero
promover un partido de “todos”. De todos los que quieran, y cuando quieran. De
todos los que sean, como sean, y sin preguntar ni exigirles ningún cambio ni
nada a cambio, excepto su opinión. Y sólo si desean dar su opinión. O sólo
cuando deseen dar su opinión.
Yo sueño
con un partido al que me gustaría apuntarme cuando me dé la gana, y del que
retirarme cuando me apetezca. Sueño con un partido dirigido por los más listos,
adecuados, preparados o carismáticos. Dirigentes a los que pueda cambiar con un
chasquido de mis dedos, en una votación “on line” inmediata y democrática.
Dirigentes teledirigidos por mí, por nosotros. Representantes en los que
siempre que quiera me veré representado.
Uníos a mí.
Ayudadme a montar este nuevo partido. Dadme ideas. Démonos todos ideas. Tú
podrías llegar a ser el Presidente del partido si tienes cualidades y la gente
te apoya. Tú podrías llegar a ser concejal, alcalde, diputado o ministro.
Aunque no tengas estudios. Si la gente lo considera. Aunque seas minusválido.
Si la gente te quiere. Aunque le debas dinero al banco. Serás lo que quieras si
los demás te apoyamos.
Al final,
quizá no exista otra forma mas pura de Democracia, no creeis?